8 de marzo de 2016

En el Día Internacional de las Mujeres más igualdad de oportunidades y menos lesbofobia

Lesbofobia no te tenemos miedo. Visibilidad lésbica!!!! 
(del facebook de María Eugenia Sarrias)


“Será un feliz día si nos encuentras en la calle luchando respetando y expresando nuestras diferencias en unidad, si nos unimos contra ese monstruo que limita, controla, niega y violenta nuestras vidas, nuestro ser mujeres: el patriarcado”. Estoy parafraseando parte del saludo por el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, que mi compañera de luchas, María Eugenia Sarrias lesbiana feminista que milita en Las Safinas en Rosario, Argentina y la Campaña por la Convención de los DSyDR, lanzó por su cuenta de facebook esta mañana.

Que mejor saludo que ese para este 8 de marzo, claro, directo y sublime que resume además aquello que la sociedad y el Estado insiste en negarnos y quitarnos a las lesbianas, de a pocos para que no nos demos cuenta: la libertad de ser quienes somos, el derecho a ser respetadas, a ser celebradas, a que se nos garanticen todos nuestros derechos en igualdad de condiciones u oportunidades.

Fotografía: Aireana Grupos por los derechos de las lesbianas

Resulta que hace unos días participé en una reunión impulsada por organizaciones feministas para que, desde nuestras vivencias, miradas y realidades, dar aportes para un Plan Nacional de Violencia contra la Mujer impulsado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables –MIMP. La iniciativa surgió a partir de que dicho Ministerio se encuentra elaborando un nuevo plan para este año sin los aportes de las mujeres involucradas, sin oir las voces de las actoras, de las que conocen y viven las múltiples formas de discriminación y violencia en distintos ámbitos de sus vidas. Será el apuro por el término de la gestión, será la presión de las altas esferas del poder estatal, será la apatía y desinterés que envuelve a quienes trabajan en el Estado, o será una suma de todo eso.

Como fuere, nada justifica que un ente del Estado como es el MIMP vuelva a maltratar a las mujeres. Sí, maltratar, porque como se le puede llamar cuando se excluye a las mujeres lesbianas, bisexuales y trans de una política pública que busca desterrar la violencia hacia las mujeres, la violencia de género preferimos llamarla nosotras las lesbianas.

Bueno pues, señoras del MIMP algunas de ustedes ya saben mi opinión al respecto, junto con algunas compañeras activistas se lo hemos dicho varias veces: Nómbrame, reconoceme, somos sujetxs de derechos, no somos unas LTGBI, somos lesbianas y también niñas, jóvenes, adultas mayores, afrodescendientes, madres, abogadas, trabajadoras del hogar, y demandamos lo que nos corresponde.

Dejó esto por aquí, nuevamente recurro a lo dicho por María Eugenia Sarrias a propósito del 7 de marzo Día de la Visibilidad Lésbica. Sí, allá en Rosario hay día de la visibilidad lésbica:

“El acto de negar; silenciar; ocultar; tapar; rechazar y hasta intentar hacer desaparecer todo aquello que hable de la existencia lesbica es lesbofobia.
Y la lesbofobia es la expresión de la violencia de género en las lesbianas. No nombrarnos es sinónimo de no registramos. Significa negar derechos. A las lesbianas suele sucedernos desde muy chiquitas que como somos incómodas para la normalidad heterosexual o para toda persona que por miedo a la aceptación se adapta a la invisibilidad de su existencia lesbiana tratan de reducir al mínimo nuestra posibilidad de expresión 
Es por eso que nombrarnos no es encasillarnos subjetivamente. El nombramos tortas, tortilleras ,lesbianas es visibilizarnos como acción política transformadora. Es intentar una grieta que permita nacer la libertad de orientación sexual, identidad y expresión de género. Es defender el derecho a desear lo que deseemos contra todo mandato.  No nombrarnos, ocultar nuestras acciones y hasta nuestras instituciones es negarnos oportunidades y no garantizar derechos”

Y porque la lesbofobia opera en todos los espacios y ámbitos de nuestras vidas es que requerimos que el Estado implemente políticas públicas para nosotras, planes de igualdad de género, planes contra la violencia, plan por la infancia, plan para personas mayores, entre otros. Igualdad de oportunidades, planes integrales e inteseccionales para superar las violencias en todas sus formas, eso necesitamos, eso exigimos, lo demás es puro verso.

Mónica Coronado Sotelo
8 de marzo de 2016


10 de marzo de 2015

Unión Civil YA

Los derechos se ganan luchando.

En el Congreso y en las calles.


Las personas somos diversas y diferentes como lo son las expresiones culturales y artísticas, los afectos y sexualidades, las espiritualidades, creencias y opiniones.

Toda esta diversidad se reconoce, promociona y celebra, excepto la diversidad de personas con sexualidades y expresiones de género diferentes a la heterosexual.

Los prejuicios, los fundamentalismos, los miedos se han ido instalando en el imaginario social desde hace cientos de años. Este imaginario heteronormativo, o pensamiento homogéneo, no acepta la diversidad sexual, rechaza y sanciona las orientaciones y expresiones sexo afectivas diferentes a la heterosexual, produce y reproduce discriminación, violencia, negación de derechos y sufrimiento a las personas lesbianas, transgéneros, gays, bisexuales e intersex –LTGBI, por el sólo hecho de ser y amar diferente.

Cuando las y los LTGBI se visibilizan, cuando se expresan públicamente, la lesbofobia, homofobia o transfobia -que es el rechazo y odio a las lesbianas, gays y personas transgéneros- se exacerban y se producen situaciones tan lamentables como la protagonizada el día de ayer por el conocido sacerdote Luis Bambarén al llamar “maricón” al congresista Carlos Bruce impulsor de la ley de unión civil en el Congreso de la República. Si esto le ocurre a un Congresista, no es difícil imaginar los grados de agresión que puede llegar a padecer una lesbiana en su centro de trabajo, un adolescente gay en el colegio o en su familia, o una persona transgénero en cualquier circunstancia.

El Perú tiene una Constitución Política que reconoce los derechos fundamentales a la igualdad y no discriminación para todas y todos, es un Estado que forma parte del sistema internacional de derechos humanos, que reconoce públicamente su voluntad democrática y respeto a la persona en toda su expresión. Sin embargo, en la práctica, en la vida cotidiana, todo esto es letra muerta. ¿Que falta, como se cambia esto?

La comunidad LTGBI consciente de esta realidad y de la necesidad de cambiar el imaginario social que l@s discrimina, tiene el firme propósito de contribuir a modificar esta situación a través de la creación de leyes y políticas públicas que garanticen igualdad de oportunidades y una vida libre de violencia. Sabemos que el camino es largo, que el reconocimiento efectivo de nuestros derechos lo iremos logrando de a pocos.

Por eso es tan importante lograr hoy la aprobación de la ley de unión civil en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso de la República. No es todo lo que queremos, sí;  tenemos posturas diferentes y críticas, sí; que esto no resuelve el problema de la discriminación y violencia, sí. Pero ayuda, y mucho. La ley de unión civil será un pequeño avance hacia la igualdad de oportunidades, el primer gran paso de los muchos que aún nos faltan dar.

Y tan importante como la ley es también visibilizarnos cada vez más, sumar, tomar la calle, eso también constituye nuestro aporte a la democracia, desarrollar acciones públicas expresando nuestras identidades y afectos cuestionan y fortalecen la democracia, la integración de las y los peruanos en toda nuestra diversidad respetando nuestras diferencias. Recibiremos rechazo e incluso agresiones verbales como las de Bambarén o como en Besos contra la Homo Lesbo Transfobia de este año, pero el no quedarse callad@, responder, confrontar el fundamentalismo, la misoginia y el odio irán horadando ese pensamiento homogénero que pretende pisotear nuestros derechos.

Nuestros besos, nuestros afectos, nuestros proyectos de vida, nuestras familias, nuestras hijas e hijos, merecen los mismos derechos que una persona y familia heterosexual, merecen vivir libres y en paz.

Un país integrado es un país que respeta la diferencia, en el que podamos convivir dignamente personas de distintas religiones, etnias, filiación política, géneros, orientaciones sexuales e identidades de género.

Las peruanas y peruanos compartimos cosas en común, territorios, expresiones culturales, lugares de procedencia, historias. Que nuestras diferencias nos fortalezcan y nos permitan crecer y ser un mejor país con mejores personas.

Mónica Coronado