Los
derechos se ganan luchando.
En
el Congreso y en las calles.
Las personas somos
diversas y diferentes como lo son las expresiones culturales y artísticas, los
afectos y sexualidades, las espiritualidades, creencias y opiniones.
Toda esta diversidad se
reconoce, promociona y celebra, excepto la diversidad de personas con
sexualidades y expresiones de género diferentes a la heterosexual.
Los prejuicios, los
fundamentalismos, los miedos se han ido instalando en el imaginario social
desde hace cientos de años. Este imaginario heteronormativo, o pensamiento
homogéneo, no acepta la diversidad sexual, rechaza y sanciona las
orientaciones y expresiones sexo afectivas diferentes a la heterosexual,
produce y reproduce discriminación, violencia, negación de derechos y
sufrimiento a las personas lesbianas, transgéneros, gays, bisexuales e intersex
–LTGBI, por el sólo hecho de ser y amar diferente.
Cuando las y los LTGBI se
visibilizan, cuando se expresan públicamente, la lesbofobia, homofobia o
transfobia -que es el rechazo y odio a las lesbianas, gays y personas
transgéneros- se exacerban y se producen situaciones tan lamentables como la
protagonizada el día de ayer por el conocido sacerdote Luis Bambarén al llamar “maricón”
al congresista Carlos Bruce impulsor de la ley de unión civil en el Congreso de
la República. Si esto le ocurre a un Congresista, no es difícil imaginar los
grados de agresión que puede llegar a padecer una lesbiana en su centro de
trabajo, un adolescente gay en el colegio o en su familia, o una persona
transgénero en cualquier circunstancia.
El Perú tiene una Constitución
Política que reconoce los derechos fundamentales a la igualdad y no
discriminación para todas y todos, es un Estado que forma parte del sistema
internacional de derechos humanos, que reconoce públicamente su voluntad
democrática y respeto a la persona en toda su expresión. Sin embargo, en la
práctica, en la vida cotidiana, todo esto es letra muerta. ¿Que falta, como se
cambia esto?
La comunidad LTGBI
consciente de esta realidad y de la necesidad de cambiar el imaginario social que
l@s discrimina, tiene el firme propósito de contribuir a modificar esta
situación a través de la creación de leyes y políticas públicas que garanticen
igualdad de oportunidades y una vida libre de violencia. Sabemos que el camino
es largo, que el reconocimiento efectivo de nuestros derechos lo iremos
logrando de a pocos.
Por eso es tan
importante lograr hoy la aprobación de la ley de unión civil en la Comisión de
Justicia y Derechos Humanos del Congreso de la República. No es todo lo que
queremos, sí; tenemos posturas
diferentes y críticas, sí; que esto no resuelve el problema de la
discriminación y violencia, sí. Pero ayuda, y mucho. La ley de unión civil será
un pequeño avance hacia la igualdad de oportunidades, el primer gran paso de
los muchos que aún nos faltan dar.
Y tan importante como
la ley es también visibilizarnos cada vez más, sumar, tomar la calle,
eso también constituye nuestro aporte a la democracia, desarrollar acciones
públicas expresando nuestras identidades y afectos cuestionan y fortalecen la
democracia, la integración de las y los
peruanos en toda nuestra diversidad respetando nuestras diferencias. Recibiremos rechazo e incluso agresiones verbales como las de Bambarén o como en Besos contra la Homo Lesbo Transfobia de este año, pero el no quedarse callad@, responder, confrontar el fundamentalismo, la misoginia y el odio irán horadando ese pensamiento homogénero que pretende pisotear nuestros derechos.
Nuestros besos, nuestros afectos, nuestros proyectos de vida,
nuestras familias, nuestras hijas e hijos, merecen los mismos derechos que una
persona y familia heterosexual, merecen vivir libres y en paz.
Un país integrado es un
país que respeta la diferencia, en el que podamos convivir dignamente personas
de distintas religiones, etnias, filiación política, géneros, orientaciones sexuales
e identidades de género.
Las peruanas y peruanos
compartimos cosas en común, territorios, expresiones culturales, lugares de
procedencia, historias. Que nuestras diferencias nos fortalezcan y nos permitan
crecer y ser un mejor país con mejores personas.
Mónica Coronado
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