Una de las cosas que más me gusta hacer es tocar en la Batukada Feminista "Ritmos de Libertad", la música que hacemos, el desacato a los "órdenes" establecidos, a través de los cantos y lemas es lo que más me motiva a participar en ella.
Desde principios de este año ensayamos un día a la semana en un parque del distrito de Jesús María, cercano al local del Movimiento Homosexual de Lima -MHOL, lugar donde nos reunimos y guardamos los instrumentos, gracias al apoyo solidario que nos brinda esa organización amiga.
Y es desde los primeros ensayos realizados en ese parque que policias municipales y serenos de la Municipalidad de Jesús María, nos hostilizan constantemente. Han pretendido echarnos de muchas maneras, algunos de forma amable -retírense por favor, la bulla molesta-, unos haciendo de "aliados" - vayánse al otro extremo del parque, lejos de la cámara de seguridad para que no puedan ser filmadas-, otros prepotentes y de estilo matonesco -muestreme su permiso para tocar en el parque, sino denme sus datos, las vamos a multar!-. Se han acercado de a uno, en pareja, en moto y hasta en operativo conjunto con camioneta y moto repletas de serenos y policías municipales.
Han habido operativos municipales "lamentables", como el del sábado 3 de marzo, cuando un policía municipal nos informó ser la "autoridad" y que deberíamos retirarnos al haber cometido la infracción denominada por hacer ruidos molestos con bocina. Intentamos "apelar a su comprensión", diciéndole que necesitábamos ensayar un poco más, debido a que teníamos presentación en un evento organizado por la Municipalidad de Lima por el Día Internacional de la Mujer. Y fue en ese momento que la "autoridad" preguntó: es verdad lo que dicen, que Susana Villarán es lesbiana?. Sin comentarios.
Pero el más espectacular de todos fue hace un mes, cuando de una camioneta bajaron cinco sujetos, entre serenos y policías municipales con cámara de video y nos conminaron a retirarnos debido a la bulla que hacíamos. Como continuamos tocando, nos dijeron que procederían a decomisar los instrumentos e incluso que pedirían apoyo a la policía de la Comisaría de Jesús María. Acostumbradas a sus hostilizaciones seguimos ensayando mientras eramos observadas por ellos, hasta que se acercó uno y nos pidió que tocáramos pero más bajito.
Luego de este último incidente, ya no nos han vuelto a pedir que nos retiremos del parque, si es que a las formas utilizadas se les puede llamar pedido; sólo nos vigilan desde sus motos y camionetas. Parece que los juegos para niños y mini gimnasio instalados recientemente en dicho lugar, hacen más tolerable nuestra "bulla". Lugar que hasta antes de nuestra llegada era oscuro, desolado y de tránsito y hoy tiene música, gente y movimiento.
Ahora entiendo por qué distritos como el de Jesús María, en el que sus alcaldes y autoridades se ufanan de sus sistemas de seguridad ciudadana, cámaras de vigilancia, comunicación interconectada y demás parafernalia, los robos, asaltos, secuestros y violencia verbal y física hacia las mujeres, no sólo persisten sino que aumentan cada vez más.
Pero el más espectacular de todos fue hace un mes, cuando de una camioneta bajaron cinco sujetos, entre serenos y policías municipales con cámara de video y nos conminaron a retirarnos debido a la bulla que hacíamos. Como continuamos tocando, nos dijeron que procederían a decomisar los instrumentos e incluso que pedirían apoyo a la policía de la Comisaría de Jesús María. Acostumbradas a sus hostilizaciones seguimos ensayando mientras eramos observadas por ellos, hasta que se acercó uno y nos pidió que tocáramos pero más bajito.
Luego de este último incidente, ya no nos han vuelto a pedir que nos retiremos del parque, si es que a las formas utilizadas se les puede llamar pedido; sólo nos vigilan desde sus motos y camionetas. Parece que los juegos para niños y mini gimnasio instalados recientemente en dicho lugar, hacen más tolerable nuestra "bulla". Lugar que hasta antes de nuestra llegada era oscuro, desolado y de tránsito y hoy tiene música, gente y movimiento.
Ahora entiendo por qué distritos como el de Jesús María, en el que sus alcaldes y autoridades se ufanan de sus sistemas de seguridad ciudadana, cámaras de vigilancia, comunicación interconectada y demás parafernalia, los robos, asaltos, secuestros y violencia verbal y física hacia las mujeres, no sólo persisten sino que aumentan cada vez más.
Mientras los parques se mantengan estáticos, mudos y oscuros, la violencia e inseguridad de la ciudad persistirá, cuando las autoridades municipales abran los parques y calles a la gente, den cabida y protección a la música, al arte, al juego, al deporte y a toda expresión de vida libre y pacífica, las y los vecinos de la ciudad transitarán más seguros, tranquilos y sonrientes.
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