A inicios del mes de mayo el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas recomendó al Estado Peruano despenalizar el aborto en casos de violación sexual, la implementación de un protocolo para atención del aborto terapéutico, la libre distribución de la AOE –la distribución de la AOE está prohibida en los centros de salud, sólo pueden acceder a ella aquellas mujeres que pueden comprarlo en farmacias, luego de así haberlo determinado el Tribunal Constitucional en unos de sus mas cuestionados y vergonzosos fallos- y la disminución de la alta tasa de embarazos adolescentes.
El Estado Peruano, sin embargo, se mantiene ciego-sordo-mudo ante las recomendaciones del Comité, su indiferencia para revertir la situación de vulnerabilidad y discriminación en estos cuatro casos son una clara muestra que los derechos reproductivos de las mujeres peruanas le importan poco o nada.
Y si así andan los derechos reproductivos, los derechos sexuales andan mucho peor. No deja de llamarme la atención por ejemplo que en esta fecha no se levante la demanda de las mujeres lesbianas en relación al acceso a servicios de salud, dada la nula, casi inexistente provisión de servicios en tanto lesbianas, no sólo en tanto mujeres.
Harto conocidos son los casos de lesbianas que son excluidas, discriminadas y violentadas al momento de recibir atención ginecológica. Cuando Sara (vamos a llamarla así) contó con indignación su experiencia en un control ginecológico que se realizó hace un tiempo, nos quedó claro una vez más el maltrato y falta de acceso a servicios de salud al que se ven expuestas muchas mujeres por ser lesbianas. Según relató, al momento que el médico la examinaba debido a molestias que venía sintiendo en la zona genital, Sara le pidió que tuviera cuidado ya que el examen le generaba dolor. Entonces, el médico le preguntó: cuando tuvo su última relación sexual? ella le dijo que sus prácticas sexuales no eran penetrativas desde hace mucho tiempo y le volvió a pedir mayor cuidado al momento de examinarla. El médico sólo exclamó: ahhh!! Y la siguió palpando con la misma brusquedad, por lo que Sara casi gritando tuvo que decirle: no entiende lo que le acabo de decir??? me está lastimando!!!
Algo parecido le ocurrió a una compañera que llamaremos Eugenia. Ella se encontraba atravesando un serio problema de salud por lo que tuvo que realizarse una serie de exámenes e intervenciones quirúrgicas por una dolencia cuya causa no era detectada por los médicos. Durante un tiempo pensaron que podría tratarse de cáncer, por lo que ordenaron se realice exámenes completos para descartar la presencia de dicho mal. Al momento que Eugenia era sometida el examen ginecológico, el médico utilizó un espéculo para auscultarla. Al ver que se trataba de un instrumento que por sus dimensiones podría lastimarla, le refirió casi lo mismo que Sara, que ella no tenía prácticas sexuales penetrativas y le solicitó que utilizara un espéculo más pequeño. El médico le dijo que no había y que se dejara auscultar, que había que descartar la presencia de un cáncer. Eugenia salió del consultorio sumamente adolorida, cojeando, con indignación y mucha rabia contenida.
Casos como estos, de violencia y discriminación de los derechos sexuales de las lesbianas y nulo acceso a los servicios de salud específicos para mujeres lesbianas, merecen ser denunciados, visibilizados y revertidos.
Preocupa también la falta de información y prevención de infecciones de transmisión sexual -ITS y de VIH. Las dolencias e infecciones de transmisión sexual aquejan a las lesbianas al igual que a las mujeres heterosexuales. Lamentablemente, mientras se mantenga la idea que todas las mujeres son heterosexuales por parte de los prestadores de salud y personal médico, o l idea que las lesbianas no se contagian ITS o VIH, el estado de vulnerabilidad de su salud sexual no sólo se mantendrá, sino que aumentará. En el caso del VIH urge informar y prevenir sobre el aumento sostenido en los últimos veinte años de caso de mujeres con SIDA. En 1990 la razón era 14 hombres infectados por 1 mujer infectada, mientras que en el 2011 la razón es 3 hombres infectados por 1 mujer infectada.
En el 28 de mayo visibilicemos y demandemos también la vigencia de los derechos sexuales de las mujeres lesbianas y el acceso a los servicios de salud; en la medida que se implementen protocolos y sistemas de atención específicos para lesbianas, la igualdad en la diferencia cobrará cada vez mayor sentido, la diversidad de mujeres logrará ser incluida en las demandas de las mujeres, y el Estado tendrá que cumplir no sólo con las Recomendaciones del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas sino también con una demanda de mujeres inclusiva, sostenida y contrahegémonica.
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